sexta-feira, 25 de junho de 2010

Direto de Montevideo

A equipe de reportagem do Bolão Reneto Neguéti Rocha, aproveitando as festividades pela honrosa classificação da Celeste às oitavas de final da Copa do Mundo da África do Sul, conseguiu, em primeira mão, um depoimento daquele que deve ser um dos torcedores mais ilustres dessa valorosa Seleção.

Presidente da República Oriental do Uruguais pela Frente Ampla, Pepe Mujica nos brindou com a impressionante revelação que transcrevemos a seguir:

"El primer hincha de fútbol de la historia vivió en Montevideo a comienzos del siglo XX; trabajaba en el Club Nacional de Fútbol, el segundo club uruguayo por antigüedad. Era de profesión talabartero y estaba encargado de inflar (hinchar) los balones del Parque Central, la sede del Nacional. Se llamaba Prudencio Miguel Reyes, pero era más conocido como «gordo Reyes» o «el hincha». Nuestro hombre, partidario fanático del club montevideano, y sus gritos estentóreos: « Nacional!» eran famosos a principios del siglo pasado en las canchas donde jugaba su club. Y es fácil imaginar cómo resonarían los gritos del talabartero si se tiene en cuenta que inflaba las pelotas sólo con la fuerza de sus pulmones. Durante los partidos, otros aficionados solían comentar ante las ruidosas demostraciones de Reyes: «Mirá cómo grita el hincha». Y poco a poco la palabra hincha se fue aplicando a los partidarios del Nacional que más gritaban en los partidos; más tarde se extendió a los demás y, finalmente, a los partidarios de todos los clubes. La palabra se extendió al resto del mundo hispanohablante con los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, cuando el fútbol de Uruguay ganó sendas medallas de oro, y en el Mundial de 1930 de Montevideo. "

Muchas gracias, Don Pepe, por mais essa aula.

Equipe do Bolão Renato Neguéti Rocha
Montevideo
Republica Oriental do Uruguay

Um comentário:

  1. comovente ver a alma platina desses rapazes do sul. Ainda que não tenha nada com isso, também tenho minhas simpatias pela celeste. Mas, como o jogo é à vera, dinheiro casado, serei obrigado a ser realista, cravando no tigre asiático para a peleja de amanhã. É, como dizem os comentaristas de plantão, estou crescendo na hora certa.

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